Controlar para Mejorar
Uno de los “para qué” de controlar (procesos, desempeños, etc.), además de corregir, es el de mejorar, hacer que las cosas sean mejores de lo que eran, o sea superar el estándar. Para mejorar es inevitable el aprendizaje.
Podemos decir que aprender es incorporar nuevos conocimientos y habilidades que posibiliten el logro de objetivos que hasta el momento no se podían alcanzar, pero también puede implicar un cambio de observador. Este último es el aprendizaje transformacional o de tercer grado. Aquí se da un cambio de paradigma o de modelo mental en las personas, y de cultura en las organizaciones.
El aprendizaje transformacional es aquel donde cambia nuestra mirada, la forma de estar y ser en el mundo. A través de ese cambio se generan, sin dudas, nuevos resultados. Implica una apertura a descubrir y trabajar juicios maestros, superar creencias limitantes y reconstruir nuestra estructura de coherencia. Aprender significa expandir la capacidad de acción en un dominio determinado, en forma efectiva, autónoma y recurrente. O sea que aprendemos cuando estamos en condiciones de realizar una acción y de obtener resultados que antes no podíamos.
El mejorar implica aprender a realizar las acciones con mayor eficiencia y efectividad, de modo de obtener resultados superiores a los que teníamos. Y para ello hay una serie de requisitos que deben estar presentes. El primero es poder interpretar al error como una posibilidad de mejora y no como un fracaso. Y para esto es necesario un cambio de paradigma, donde se generen ambientes de confianza, donde equivocarse no se motivo de ocultamiento o de búsquedas de culpables para castigar.
El segundo, es que poder declarar ignorancia, poder decir que no se sabe algo y que eso no sea interpretado como debilidad ni como vergüenza. Y el tercer requisito es la responsabilidad. O sea, hacer responsable para que día podamos realizar las acciones necesarias para mejorar, desarrollar hábitos con persistencia que nos permita alcanzar nuestra visión.