Hace algunos años alguien medio como definición de gerente como la persona que hace que las cosas pasen. Esta frase sugiere que nada sucede sin que haya alguien que accione en consecuencia. Todo resultado tiene una acción o proceso previo, y el que da el primer paso es la persona que lidera.
Detrás de “hacer que las cosas pasen” hay muchas competencias o habilidades que se despliegan. En primer lugar se necesita tener en claro cuáles son esas cosas que queremos que pasen, o sea cuáles son esos resultados que esperamos lograr. Pero con tener la visión de lo que se quiere lograr no alcanza, es necesario compartirla a todos los involucrados en el proceso, para que todos apunten sus esfuerzos hacia el mismo lugar y las fuerzas o energías no se dispersen. Y esto implica mover a todos los recursos y a todos los esfuerzos hacia una dirección. En tres palabras podríamos decir inspirar, integrar y motivar.
En segundo lugar, deberemos poder diseñar el proceso, las operaciones, tareas o acciones, que nos van a permitir alcanzar el resultado deseado. Esto implica definir los recursos (materiales, tecnológicos, estructurales, financieros) necesarios para el proceso y las personas que serán los responsables de ejecutarlo. En tercer lugar, y muy relacionado con lo anterior, planificar. Partiendo de la visión final establecer objetivos y metas, que como escalones, nos llevaran a lo que queremos lograr.
La siguiente habilidad es la de coordinar acciones, hacer que encajen en tiempo y forma todas las acciones u operaciones del proceso. Desde el punto de vista comunicacional la coordinación de acciones está relacionada con poder establecer y cumplir compromisos. Todos los procesos de una organización pueden ser vistos como una red de promesas, que al cumplirse nos llevan a los resultados esperados.
Para hacer que las cosas pasen también es necesario controlar, en el sentido de chequear, revisar que el proceso, los resultados parciales y resultado final cumplan con el estándar diseñado. Y cuando las cosas no pasan como se esperaban, todo buen líder trabajará en corregir errores, en buscar o crear nuevos caminos para llegar al objetivo, y en convertir en cada desafío en una oportunidad de aprendizaje para el equipo.
Todo proceso es realizado por personas, independientemente del uso de tecnología, por lo tanto a todo lo anterior hay que agregarle la gestión de relaciones, la cual se fundamenta en la comunicación y la gestión emocional. Y como todo proceso a su vez se relaciona con otros procesos dentro y fuera de la organización, también el líder deberá gestionar las relaciones, la coordinación de acciones con otras áreas y otras organizaciones.
En conclusión para hacer que las cosas pasen un líder tiene que saber definir la visión, inspirar, motivar, planificar, coordinar, controlar, gestionar el aprendizaje, gestión de relaciones, comunicar, mantener abiertas las posibilidades existentes y crear nuevas.
La mayor parte de todas estas actividades aparecen invisibles para las personas que integran la organización y muchas veces para el propio líder. No tenerlas en cuenta es dejar librado a la suerte la maquinaria que produce resultados. Al hacerlas conscientes podemos medirlas y mejorarlas, teniendo una idea más acabada del trabajo y del esfuerzo diario. Podremos darles un lugar en la agenda, y saber en qué se va el día. Además de poder visualizar cuáles son las tareas críticas, de modo de hacer foco en lo que importa, delegando lo que no sea importante.
Andrea es Coach Ontológica, siendo su profesión de base Contadora y Lic. en Administración, recibida en la Facultad de Ciencias Económicas (U.B.A.). Su desarrollo laboral se produjo en el mundo Pyme. Teniendo mas de 15 años de experiencia en empresas nacionales