Descenso en la productividad, aumento de los accidentes laborales, alta rotación de personal (por renuncias o despidos), pérdida de clientes, conflictos con proveedores, aumento de juicios, etc., pueden ser consecuencia de una mala gestión emocional. La tensión emocional, el stress, provoca dificultad para recordar, prestar atención, aprender, tomar decisiones claras, en definitiva dificulta y hasta imposibilita el trabajo.
No tener en cuenta las emociones en el trabajo es un error grave, ya que una mala gestión emocional puede llevar a una organización a la quiebra (por aumento en los costos y disminución de los ingresos). Por lo contrario, reconocer y gestionar las propias emociones, empatizar con las emociones de los demás, puede llevar a la organización a lograr sus objetivos, incluso a superarlos.
El buen funcionamiento de un equipo de trabajo o de una organización descansa en la capacidad de crear un estado de armonía que les permita sacar el máximo rendimiento del talento de cada uno de sus miembros. El miedo, la ira, la rivalidad o el resentimiento disminuyen el rendimiento del grupo.
Una organización con Inteligencia Emocional se observa en:
- Existen redes informales entre los miembros de la organización. Todas las personas se relacionan fluidamente, más allá de la estructura formal, hay cooperación y no competencia, se integran a las personas nuevas, hay apoyo mutuo y una estrecha relación con clientes y proveedores. Esto ayuda al aumento de la confianza y a la solución de conflictos.
- Hay diversidad cultural, o sea personas de ambos géneros, de diferentes edades, profesiones, escuelas de estudio y países de origen. Esto genera ambientes creativos, donde se pueden visualizar varias posibilidades, caminos distintos para llegar al mismo objetivo.
- Cuando surge un conflicto, problema, o simplemente las cosas andan mal, no hay quejas, no hay posturas de víctima, sino todo lo contrario, se realizan reclamos productivos, en donde se haga hincapié en las soluciones y no en buscar culpables.
- Hay confianza para decir las cosas de frente, y no esconder errores por miedo a recibir burlas o recibir un castigo.
- Las declaraciones de la visión, misión y valores que están escritas en la pared de la oficina, o en la página de internet son reales, se sienten al caminar por la empresa. No hay diferencia entre “el deber ser” y la “realidad”.
- En las reuniones de trabajo se observa que las personas conversan poniendo el acento en escuchar e indagar, más que en hacer prevalecer su opinión y punto de vista.
- Se siente alegría, entusiasmo, hay un buen clima laboral.
En la actualidad, la gestión emocional se ha convertido en una ventaja competitiva, qué puede condicionar el éxito o fracaso organizacional.
Andrea es Coach Ontológica, siendo su profesión de base Contadora y Lic. en Administración, recibida en la Facultad de Ciencias Económicas (U.B.A.). Su desarrollo laboral se produjo en el mundo Pyme. Teniendo mas de 15 años de experiencia en empresas nacionales