¿Qué observás cuando miras a tus colaboradores, equipo de trabajo o asociados?:
a) Observás que:
- Todos conversan entre sí (en home office “el conversar” es a través de llamadas de teléfono y video llamadas”),
- Integran rápidamente a la personas nuevas,
- Hay diversidad de género, edad, profesión y cultura,
- Los problemas se solucionan hablando y no buscando culpables,
- Hay confianza,
- Los valores que están en un cuadrito en la pared o en la página web se viven en la realidad.
b) U observás que:
- Nadie se habla, todos prefieren enviarse e-mails (en home office “el hablarse” se relaciona con llamadas de teléfono y video llamadas)
- Los chismes están a la orden día,
- Cada vez que hay un error se buscan culpables, por lo que el comete un error se apresura en esconderlo,
- No hay confianza,
- Alta rotación y ausentismo,
- Quejas de todos y en especial de los clientes,
- Los valores no son ni conocidos ni compartidos.
En el primer caso estás en presencia de un equipo con buena salud emocional. Y esto redundará en un equipo que alcanza sus objetivos, que aprende en conjunto, que ante una situación complicada se apoya, encontrando soluciones creativas, formando lazos con otras, clientes y proveedores.
En cambio, si te encontrás con la segunda situación la salud de tu equipo de trabajo es mala. Tal vez no te encuentres con todas estas características pero, aunque haya algunas, es importante que las detectes y tomes medidas para solucionarlas. Las consecuencias pueden ir desde baja productividad, elevación de costos, reducción de ganancias, pérdida de clientes, hasta la propia quiebra de la organización o proyecto.
Si las emociones nos predisponen para la acción, entonces cómo no tenerlas en cuenta en el trabajo. El hecho de que estemos tristes, enojados, ansiosos o alegres va influir en lo que hacemos. Si nuestros colaboradores o socios están tristes su rendimiento laboral disminuirá. Si están enojados sólo tendrán en mente aquello que les disgusta y no se podrán concentrar, aparte de tomar a mal todo lo que se les diga. Si sienten stress, ansiedad o miedo, querrán irse, no se arriesgarán, no tendrán confianza. Por el contrario, si están entusiasmados, felices, alegres trabajarán con ganas, podrán focalizarse en lo que están haciendo y ayudarán a los demás.
Sin duda las emociones de la alegría, entusiasmo, son las que mejoran el clima laboral. Y el responsable de generar esas emociones en el equipo de trabajo es el líder del equipo, del proyecto. Y si no sos vos el líder del proyecto también podes contribuir con tu propia gestión emocional y ayudando a los demás.
Para gestionar las emociones de un equipo de trabajo el primer paso es gestionar las emociones propias. Para debemos aprender a reconocerlas, aceptarlas, regularlas y analizarlas. Luego podemos aplicar el mismo procedimiento con los miembros del equipo o con nuestros colaboradores:
- Reconocimiento: reconocer las emociones de los miembros del equipo. Esto lo vamos a poder realizar escuchando lo que dicen, observando sus gestos, comportamientos. Hay que tener en cuenta que siempre es una interpretación de lo que nosotros entendemos que sienten. Por eso es importante preguntarles, en la medida de lo posible, que sienten, que les pasa, cómo están.
- Aceptación: las emociones de los otros deben ser aceptadas por nosotros. No podemos negárselas diciéndoles por ejemplo “vos no te podes sentir así por eso”. El “otro” es un autentico “otro”, con sus creencias, costumbres, modelos mentales, y Yo no soy nadie para decirle que debe o no sentir.
- Acompañar la regulación emocional en el otro: la regulación emocional es una acción que es realizada por la persona, nosotros como líderes de equipo podemos acompañarla, facilitándole el reconocimiento de la emoción, su aceptación y transito.
- Análisis y acompañamiento en el análisis de las emociones: ver qué paso, para no que no ocurra otra vez o para crecer en la gestión emocional.
- Colaborar en el aprendizaje emocional del equipo: primero trabajando sobre sus propias emociones, y luego facilitando el dialogo y la escucha entre los miembros del equipo.
Hasta ahora hemos hablado de la gestión emocional, pero ¿cómo alcanzamos el entusiasmo en nuestro equipo de trabajo. Para ello podemos tener en cuenta los siguientes puntos:
- Establecer objetivos claros, medibles y alcanzables, a corto, mediano y largo plazo.
- Mostrar al equipo de trabajo una visión sistémica de toda la organización, explicarles como encajan en el engranaje de toda la empresa.
- Correspondencia de valores: los valores de los miembros del equipo, y los nuestros como líderes, deben estar amalgamados entre sí y con la organización.
- Promover la conversación (el diálogo y la escucha)
- Mantener reglas y políticas claras.
- Realizar feedback en forma frecuente, felicitar, premiar y agradecer.
- Generar espacios de aprendizajes.
- Reconciliar la vida familiar con la vida laboral (esto va más allá del “home office”).
Andrea es Coach Ontológica, siendo su profesión de base Contadora y Lic. en Administración, recibida en la Facultad de Ciencias Económicas (U.B.A.). Su desarrollo laboral se produjo en el mundo Pyme. Teniendo mas de 15 años de experiencia en empresas nacionales