Liderar equipos que se encuentran a distancia no es novedad, sólo que en estos últimos tiempos, con el crecimiento de la virtualidad, se ha hecho más popular. A priori, liderar equipos a distancia presenta los mismos desafíos básicos que liderar equipos en forma presencial. La diferencia radica que esos desafíos deben ser superados de un modo no presencial, y para ello no alcanza con reproducir las formas presenciales en la virtualidad.
Uno de los puntos a trabajar es el de la toma de decisiones. El equipo tiene que ser lo suficientemente independiente como para tomar la mayoría de las decisiones sin tener que recurrir al líder. Para ello es necesario trabajar en su empoderamiento. Empoderar al equipo implica dotarlo de conocimientos, habilidades, experiencias tanto como robustecer su confianza, autoestima y relacionamiento interpersonal.
El equipo debe tener toda la información que necesita para trabajar, además de saber cómo obtenerla. Para ello, el sistema de información es clave, como así también conocer el proceso organizacional en su conjunto, y en particular la parte del mismo en la que participan. Dotar al equipo de conocimiento también abarca su concientización acerca de la visión organizacional, de los objetivos y del plan a largo, mediano y corto plazo. Las personas tienen que saber cuál es el camino que están andando.
Cada tarea, función o puesto de trabajo requiere, además de conocimiento, de una habilidad y un nivel de experiencia que no pueden quedar desentendidos. Inmediatamente aparece la cuestión del aprendizaje, entendido no solo como la incorporación de conocimientos, sino también como proceso de transformación.
Podemos incorporar al equipo personas con los conocimientos y experiencias ya incorporados en su ser, pero esto no quita que tengamos que capacitar a la vez que brindar espacios donde se propicie el aprendizaje en equipo. Estos espacios se logran generando confianza, donde el error no es castigado y es juzgado como una oportunidad de mejora. La capacidad de aprender es la madre de toda capacidad, nos permite adaptarnos a los cambios, superar desafíos y a sentirnos confiados en que podemos hacer.
Sin confianza, autoestima, gestión emocional y comunicación no hay posibilidades de empoderar a un equipo de trabajo, aunque la información fluya, y los conocimientos, habilidades y experiencia estén al orden del día. Estas mal llamadas habilidades blandas son la base de toda relación interpersonal. Los equipos maduros no lo son solo por sus años de experiencia, o por sus conocimientos, sino por la interconexión de sus integrantes y por su madurez emocional, tanto como personas individuales como equipo.
Otro factor que contribuye a la independencia en la toma de decisiones son los valores y principios, organizacionales y de equipo. Los valores y los principios rigen la conducta humana, por lo tanto si se trabaja en concientizar al equipo sobre los valores organizacionales, para que los conozcan y los compartan, actuarán como regentes de toda acción.
En el liderazgo a distancia es muy importante sostener una comunicación fluida con el equipo de trabajo. Para ello se requiere de llevar adelante una agenda de reuniones con todo el equipo y con persona en particular. Sin caer en exageraciones, las reuniones no pueden entorpecer a la rutina diaria quitando tiempo y causando molestias. Por otra parte, la comunicación entre el líder y el equipo no sólo se sustenta en reuniones, sino también en informes, y en el propio sistema de información organizacional.
Las tecnologías actuales permiten estar en línea, aunque no se esté en una reunión propiamente dicha. Se puede estar conectado a un grupo de Whatsapp, o en una Intranet, para trabajar acompañados y conectados, manteniendo así la rutina de la relación.
Es importante tener en cuenta que la distancia física no es igual a la distancia emocional ni al aislamiento, no son sinónimos. Podemos tener un líder alejado físicamente del equipo, y muy conectado con el mismo, y viceversa.
Otro punto que se hace presente en el liderazgo a distancia es el temor de no saber qué está pasando en el equipo. Para ello se hace necesario trabajar en el diseño de un proceso de control, en la comunicación y en la confianza. Cuando hablamos de confianza no es solo la del equipo hacia el líder, o la del líder hacia el equipo, sino también la confianza del propio líder con relación a sus capacidades.
El miedo a perder el control del equipo, o a ya no ser necesario, hace que muchos líderes impidan el desarrollo del equipo, perjudicando el logro resultados, y también su propio trabajo. Y acá se abre otro punto: el empoderamiento del líder. No hay equipos empoderados sino hay líderes empoderados, y viceversa.
Andrea es Coach Ontológica, siendo su profesión de base Contadora y Lic. en Administración, recibida en la Facultad de Ciencias Económicas (U.B.A.). Su desarrollo laboral se produjo en el mundo Pyme. Teniendo mas de 15 años de experiencia en empresas nacionales