Nixon shock, inflación y Bitcoin: ¿Cuál es el problema de la economía?

Para muchos conservadores, fue un grave error romper con los Acuerdos de Bretton Woods. Al parecer, todo era mucho mejor con el patrón oro. Richard Nixon, por supuesto, el gran culpable de todo. Tenemos la crisis inflacionaria de los años 70 como resultado. La visión conservadora nos dice: “La inflación siempre es un fenómeno monetario”. Atando cabos obtenemos una narrativa muy popular en algunos círculos de derecha. De hecho, se podría decir que las criptomonedas nacen de una lectura conservadora/libertaria de la crisis crediticia del 2008. ¿Es el dinero fiat el origen de todos nuestros males? ¿Por qué Nixon rompe con los Acuerdos de Bretton Woods? Si le preguntamos a los más críticos, su motivación fue la codicia. O sea, de esta manera el Gobierno podía gastar sin medida. Debemos recordar que eran los tiempos de la guerra de Vietnam. Entonces, la primera respuesta es el estatismo. En pocas palabras, los Acuerdos de Bretton Woods fijaban a nivel internacional el precio de las monedas al dólar. Y el dólar estaba anclado al oro en una tasa fija. En este caso, el dólar era una moneda representativa. Representaba onzas de oro depositadas en Fort Knox. Eso obviamente limitaba el poder del Gobierno en materia económica. Claro que también tenemos una respuesta más neutral. Los Estados Unidos tenía un desbalance comercial. Importaba más de lo que exportaba. Y eso estaba perjudicando su crecimiento económico. En la práctica, lo que en realidad se hizo fue eliminar la tasa fija y someterla al libre mercado. Irónicamente, una medida aplaudida por los conservadores. Por ejemplo, Milton Friedman. Debemos recordar que Nixon era republicano. Y eso de liberar la tasa de cambio resultaba muy atractivo para los creyentes del libre mercado. ¿Por qué? Porque eso sinceraba la tasa. Lo que aumentaría en consecuencia la competitividad de los Estados Unidos en el mundo. He ahí el detalle. Si el dólar bajaba de precio, eso beneficiaría las exportaciones. Lo que a su vez solventaría el desbalance comercial. En teoría, todo muy sensato. Repito: Fue una idea muy aplaudida por los conservadores de la época. Los conservadores son reaccionarios por vocación. Siempre están abogando por un retorno al pasado. Hoy piden un retorno al patrón oro. Pero en tiempos del patrón oro abogaban por un retorno a lo anterior. En este caso, lo anterior era un sistema de libre mercado sin muchos controles. El problema con el Shock de Nixon fue que todo lo que podía salir mal, en efecto, salió mal. Un dólar más débil implicó que los países exportadores de petróleo estarían dando lo mismo por menos. Entonces, unieron fuerzas para aumentar los precios con recortes de oferta. Esto generó la crisis inflacionaria de los años 70. El precio del petróleo aumentó en 11X. Y la inflación en los Estados Unidos se disparó. De hecho, se registraron cifras tan altas como 25%. Lo cierto es que la inflación no siempre es “un fenómeno monetario”. Friedman se equivocó reduciendo un tema tan complejo a una sola variable. En efecto, las causas de la inflación son multifactoriales. Tenemos inflación por un alza de la demanda, inflación por un recorte de oferta, inflación por aumento de los costos, etc. Incluso, podemos tener inflación por desconfianza. Eso ocurre cuando no hay confianza en las políticas económicas y los precios aumentan porque se piensa que los precios aumentarán en el futuro. Con el tiempo, hemos aprendido mucho más sobre el fenómeno de la inflación. Mejor dicho, el pensamiento económico ha avanzado bastante desde los años 70. Después de los años 70, tuvimos el periodo conocido como la Gran Moderación. Se refiere a un largo periodo de estabilización. Dos grandes excepciones: La crisis crediticia del 2008 y la crisis actual. Durante estas crisis, la “buena suerte” de la Gran Moderación se puso en pausa. Sin embargo, si hacemos una comparación histórica, no hay que ser un genio para hacer que las crisis anteriores fueran mucho más largas y dolorosas. Lo que antes duraba lustros y décadas ahora puede durar un par de años. En la actualidad, no tenemos una crisis energética como la que experimentamos en los años 70. Para empezar, la OPEP ya no tiene tanto poder. Muchos países han descubierto que ganan más produciendo más. En otras palabras, la oferta puede disminuir en el corto plazo por diferentes factores, pero es muy probable que se trate de un fenómeno transitorio. Ahora bien, en la actualidad, sí tenemos una crisis logística en las cadenas de producción y distribución de todo el mundo. El caso más notable es la falta de microchips. Esta escasez ha tenido un efecto dominó en distintas industrias. Por ejemplo, en la automotriz. En Estados Unidos, el aumento del empleo, el aumento de la demanda, y la crisis logística han disparado la inflación. Esto, en consecuencia, ha obligado a la Reserva Federal de los Estados Unidos a tomar medidas antes de lo anticipado. Lo primero ha sido reducir las compras de bonos (el Tapering) y luego un eventual aumento de las tasas de interés. Ese recorte de liquidez afecta a los mercados. Y el efecto es ahora porque los inversores normalmente se adelantan a los hechos y toman decisiones por expectativa. ¿Cuáles son las prácticas habituales? Los inversores en tiempos de una política monetaria “estimulante” se dejan llevar por la euforia del momento y toman muchos riesgos. Eso quiere decir que invierten mucho en compañías en crecimiento. “Crecimiento” normalmente significa potencial de futuro, pero pocos fundamentales. Es decir, “especulativo”. Por lo general, son activos de renta variable con alta volatilidad. Aquí debemos incluir: Startups, tecnológicas, criptomonedas. Por ejemplo: Tesla, Bitcoin, etc. Ahora bien, en tiempos más conservadores, los inversores se inclinan por el efectivo, activos de renta fija (bonos, bonos-T), y compañías “valor”. Se trata de los mercados menos especulativos. Eso normalmente quiere decir compañías con ventas, fundamentales, y dividendos. Digamos que una empresa como Coca-Cola. ¿El problema es el dinero fiat? Me temo que el problema económico es mucho más complejo que eso. “Bitcoin fix that”. Un sistema de moneda dura no es una panacea. Eso es algo ya vivido. Con resultados catastróficos. El problema es que ahora todo se politiza. Todo es una discusión política. Y cada bando lo que hace es defender su dogma. Y cualquier articulista con una opinión distinta es probablemente un asalariado de Soros. Fiat es el problema. Y una moneda dura es la solución. Tanta sencillez debería levantar sospechas. El mundo es mucho más complejo que eso.

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Para muchos conservadores, fue un grave error romper con los Acuerdos de Bretton Woods. Al parecer, todo era mucho mejor con el patrón oro. Richard Nixon, por supuesto, el gran culpable de todo. Tenemos la crisis inflacionaria de los años 70 como resultado. La visión conservadora nos dice: “La inflación siempre es un fenómeno monetario”. Atando cabos obtenemos una narrativa muy popular en algunos círculos de derecha. De hecho, se podría decir que las criptomonedas nacen de una lectura conservadora/libertaria de la crisis crediticia del 2008. ¿Es el dinero fiat el origen de todos nuestros males?
¿Por qué Nixon rompe con los Acuerdos de Bretton Woods? Si le preguntamos a los más críticos, su motivación fue la codicia. O sea, de esta manera el Gobierno podía gastar sin medida. Debemos recordar que eran los tiempos de la guerra de Vietnam. Entonces, la primera respuesta es el estatismo. En pocas palabras, los Acuerdos de Bretton Woods fijaban a nivel internacional el precio de las monedas al dólar. Y el dólar estaba anclado al oro en una tasa fija. En este caso, el dólar era una moneda representativa. Representaba onzas de oro depositadas en Fort Knox. Eso obviamente limitaba el poder del Gobierno en materia económica.
Claro que también tenemos una respuesta más neutral. Los Estados Unidos tenía un desbalance comercial. Importaba más de lo que exportaba. Y eso estaba perjudicando su crecimiento económico. En la práctica, lo que en realidad se hizo fue eliminar la tasa fija y someterla al libre mercado. Irónicamente, una medida aplaudida por los conservadores. Por ejemplo, Milton Friedman. Debemos recordar que Nixon era republicano. Y eso de liberar la tasa de cambio resultaba muy atractivo para los creyentes del libre mercado. ¿Por qué? Porque eso sinceraba la tasa. Lo que aumentaría en consecuencia la competitividad de los Estados Unidos en el mundo.
He ahí el detalle. Si el dólar bajaba de precio, eso beneficiaría las exportaciones. Lo que a su vez solventaría el desbalance comercial. En teoría, todo muy sensato. Repito: Fue una idea muy aplaudida por los conservadores de la época. Los conservadores son reaccionarios por vocación. Siempre están abogando por un retorno al pasado. Hoy piden un retorno al patrón oro. Pero en tiempos del patrón oro abogaban por un retorno a lo anterior. En este caso, lo anterior era un sistema de libre mercado sin muchos controles.
El problema con el Shock de Nixon fue que todo lo que podía salir mal, en efecto, salió mal. Un dólar más débil implicó que los países exportadores de petróleo estarían dando lo mismo por menos. Entonces, unieron fuerzas para aumentar los precios con recortes de oferta. Esto generó la crisis inflacionaria de los años 70. El precio del petróleo aumentó en 11X. Y la inflación en los Estados Unidos se disparó. De hecho, se registraron cifras tan altas como 25%.
Lo cierto es que la inflación no siempre es “un fenómeno monetario”. Friedman se equivocó reduciendo un tema tan complejo a una sola variable. En efecto, las causas de la inflación son multifactoriales. Tenemos inflación por un alza de la demanda, inflación por un recorte de oferta, inflación por aumento de los costos, etc. Incluso, podemos tener inflación por desconfianza. Eso ocurre cuando no hay confianza en las políticas económicas y los precios aumentan porque se piensa que los precios aumentarán en el futuro. Con el tiempo, hemos aprendido mucho más sobre el fenómeno de la inflación. Mejor dicho, el pensamiento económico ha avanzado bastante desde los años 70.
Después de los años 70, tuvimos el periodo conocido como la Gran Moderación. Se refiere a un largo periodo de estabilización. Dos grandes excepciones: La crisis crediticia del 2008 y la crisis actual. Durante estas crisis, la “buena suerte” de la Gran Moderación se puso en pausa. Sin embargo, si hacemos una comparación histórica, no hay que ser un genio para hacer que las crisis anteriores fueran mucho más largas y dolorosas. Lo que antes duraba lustros y décadas ahora puede durar un par de años.
En la actualidad, no tenemos una crisis energética como la que experimentamos en los años 70. Para empezar, la OPEP ya no tiene tanto poder. Muchos países han descubierto que ganan más produciendo más. En otras palabras, la oferta puede disminuir en el corto plazo por diferentes factores, pero es muy probable que se trate de un fenómeno transitorio. Ahora bien, en la actualidad, sí tenemos una crisis logística en las cadenas de producción y distribución de todo el mundo. El caso más notable es la falta de microchips. Esta escasez ha tenido un efecto dominó en distintas industrias. Por ejemplo, en la automotriz.
En Estados Unidos, el aumento del empleo, el aumento de la demanda, y la crisis logística han disparado la inflación. Esto, en consecuencia, ha obligado a la Reserva Federal de los Estados Unidos a tomar medidas antes de lo anticipado. Lo primero ha sido reducir las compras de bonos (el Tapering) y luego un eventual aumento de las tasas de interés. Ese recorte de liquidez afecta a los mercados. Y el efecto es ahora porque los inversores normalmente se adelantan a los hechos y toman decisiones por expectativa.
¿Cuáles son las prácticas habituales? Los inversores en tiempos de una política monetaria “estimulante” se dejan llevar por la euforia del momento y toman muchos riesgos. Eso quiere decir que invierten mucho en compañías en crecimiento. “Crecimiento” normalmente significa potencial de futuro, pero pocos fundamentales. Es decir, “especulativo”. Por lo general, son activos de renta variable con alta volatilidad. Aquí debemos incluir: Startups, tecnológicas, criptomonedas. Por ejemplo: Tesla, Bitcoin, etc.
Ahora bien, en tiempos más conservadores, los inversores se inclinan por el efectivo, activos de renta fija (bonos, bonos-T), y compañías “valor”. Se trata de los mercados menos especulativos. Eso normalmente quiere decir compañías con ventas, fundamentales, y dividendos. Digamos que una empresa como Coca-Cola.
¿El problema es el dinero fiat? Me temo que el problema económico es mucho más complejo que eso. “Bitcoin fix that”. Un sistema de moneda dura no es una panacea. Eso es algo ya vivido. Con resultados catastróficos. El problema es que ahora todo se politiza. Todo es una discusión política. Y cada bando lo que hace es defender su dogma. Y cualquier articulista con una opinión distinta es probablemente un asalariado de Soros. Fiat es el problema. Y una moneda dura es la solución. Tanta sencillez debería levantar sospechas. El mundo es mucho más complejo que eso.

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