Podemos definir organización como un sistema social compuesto por personas que integran equipos de trabajo, que mediante la administración de recursos, desarrollan actividades relacionadas entre sí y coordinadas, para el logro de objetivos comunes.
Por otra parte podemos definir comunidad como un conjunto de personas que tienen en común varios elementos, como por ejemplo el propósito, la visión, la cultura, los intereses, etc. Para Max Weber una comunidad es una relación social cuando y en la medida en que se inspira en el sentimiento subjetivo de los participantes. Las características que presenta una comunidad son: identidad, pertenencia, objetivo común, compromiso, cultura, interacción, dinámica.
Así como hay muchas clases de organizaciones, y que se pueden clasificar según su tipo societario, capital, rubro, tamaño, antigüedad, nacionalidad, propósito, etc., así también hay muchos tipos de comunidades, diferenciadas también según el territorio, pertenencia a un estado, intereses comunes (científicos, filantropía, culturales), objetivos, etc.
A simple vista parecería que las organizaciones y las comunidades son similares. Ambas son sistemas sociales con elementos comunes. Ambas tienen personas que lo componen, que se relacionan entre sí y desarrollan actividades coordinadas, tienen objetivos comunes, y de esa interacción se genera una cultura. Hasta podemos decir que una comunidad es una organización humana.
Desde mi punto de vista observo que las diferencias entre el concepto de organización y la comunidad están relacionadas con el propósito común, la identidad, el sentido de pertenencia, y el bien común. Y sobre esos conceptos ronda el trabajo de transformar una organización en una comunidad.
Las organizaciones tienen un propósito que se persigue como sistema conjunto. La diferencia es que la mayor parte de los miembros de una organización no sienten a ese propósito como propio. Aceptan perseguir ese propósito u objetivo por los beneficios que pueden obtener, o por los problemas que pueden evitar. La formación de una comunidad tiene que partir de que los miembros que la conformen sean personas que sientan que comparten el mismo propósito, y que al unirse en comunidad van a contribuir a que ese propósito se haga realidad.
El propósito es mucho más que una misión, objetivo o meta. Es el para qué, la razón de ser, el sentido de existencia. Además se relaciona con la contribución al mundo, y no con la realización de nuestro ego. El propósito no es un objetivo individual, es un objetivo grupal, y como tal apunta al bien común, a generar valor para el mundo.
La identificación y el sentido de pertenencia de las personas a la comunidad que integran está relacionado con la generación de cultura. La cultura puede ser conceptualizada como la identidad viva de una organización, comunidad, sistema social, que incluye propósito, visión, valores, principios, el modo de hacer y de ver las cosas, de comprender el mundo y así mismos. La cultura se construye a partir de los elementos comunes que forman el chispazo inicial de composición de la comunidad, en este caso el propósito común, al que también podemos agregar los valores o principios también comunes y compartidos, sumados a las interrelaciones de las personas miembros de la comunidad.
La generación de cultura no es suficiente para desarrollar el sentido de pertenencia. Se hace necesaria la aparición de sentimientos que unan a las personas entre sí e integren en una unidad llamada comunidad. Sentimientos que promuevan la cooperación, la unión, conciencia de unidad, la compasión, la ayuda mutua, etc.
Los resultados de un sistema social originado a partir de un propósito y valores comunes, donde se desarrolla una cultura que genera la identificación y sentido de pertenencia, son el compromiso, la responsabilidad, la motivación, la duración en el tiempo, y el logro de los objetivos que llevan al cumplimiento del propósito.
La transformación de la organización en comunidad no solo tiene que ver con los resultados descriptos en el párrafo anterior. También tiene que ver con un cambio de paradigma futuro, en el que muchos de los conceptos que hemos tenido hasta ahora del mundo organizacional y laboral se modificaran.